viernes, 21 de julio de 2017

FELICIDADES

Aunque soy militante anti-spolier creo que aquí viene al caso alertar al lector sensible, no se deje engañar por el título, éste es un texto sobre precariedad. 

Hace algunas semanas, el guionista de cómic, cine y televisión David Muñoz abrió el siguiente hilo en twitter.



Aunque generó bastante discusión sólo subiré el punto de partida y algún hilo de respuesta aislado, no soy amigo de subir capturas de las redes si el material no es mío, a pesar de ser público siempre tiene un punto personal, sin embargo, no veo dilema en compartir estas capturas porque me interpelan y de manera indirecta me toman como ejemplo de lo que es ser un autor que publica en este bendito país.

David Muñoz es guionista de cómic, cine y televisión además de profesor y tutor de guión. También es amigo y colaboramos juntos desde hace algo más de 10 años (cómo pasa el tiempo, David). Juntos hicimos Sordo (2008), un tebeo que pasó algo desapercibido pero que con el tiempo nos ha dado unas cuantas alegrías. Creo que a los dos nos sigue gustando y desde mi punto de vista está entre los tres mejores trabajos de David, y tiene unos cuantos. Es una historia magra e intensa que habla de lo más complejo, la naturaleza humana o cómo nos revelamos cuando peligra nuestra existencia. Todo eso contado casi sin usar palabras, ya que es un tebeo prácticamente mudo.

Con David he desarrollado otros proyectos, todos nonatos por diferentes motivos, pero la base del problema siempre fue económica; hubo un momento en el que decidí que si los tebeos no iban rendir económicamente (lo más probable en España), prefería escribir mis propias historias. Así que todos los nonatos fueron intentos de:
a) Publicar fuera.
b) Cambiar al digital.
c) Proyectos para presentar a algún concurso o beca (Premio FNAC-Salamandra, Beca/residencia de Acción Cutural española y la Maison des auteurs, Beca/residencia Academia española en Roma, no hay mucho más, que yo sepa).
 ---------------------------------------------------------------------------------------
 ACTUALIZACIÓN (25/07/2017)
Los lectores me acaban de pasar un par de opciones más la primera es un premio de 6.000 euros más contrato editorial Premio novela gráfica ciudades iberoamericanas.
La otra opción sólo es para ciudadanos vascos (estar empadronado es un requisito) y me da envidia sana, no veo a mi comunidad autónoma asumiendo que el cómic puede ser arte y que tiene aporta riqueza en cultural o de identidad. Dedican 105.000 euros en forma de subvención para el desarrollo de proyectos relacionados con novela gráfica. Creo que por primera vez desde una entidad pública entienden que hay que valorar y pagar por el tiempo, no se quedan en pagar material fungible o imprenta (siempre y cuando no haya ánimo de lucro por parte del autor) como es habitual. No comparto un par de puntos de su baremo, pero es una gran noticia.
Las dos claúsulas absurdas del baremo de valoración creo que son evidentes: 1) los 10 puntos de ventaja por ser mujer, que me parece proteccionista/paternalista y que va en contra de las propias autoras (y el feminismo), porque aún entregando los mejores proyectos siempre estarán bajo sospecha. Creo que implantar la paridad en el jurado es un método más eficaz y radical, luego cada cual que vote a consciencia.
2) Viabilidad del proyecto: ¿Viabilidad? Si se refiere a económica sólo lo entendería si en vez de una subvención estás pidiendo un préstamo. Si fuera rentable la subvención es innecesaria, precisamente hay que apoyar todo lo contrario, cuanto más inviable o kamikaze, más opciones de ganar la subvención. O poor esa regla de tres las subvenciones quedarán desiertas, me temo que nuestros bestsellers no son vascos.
------------------------------------------------------------

Nuestro último proyecto entraba dentro del grupo c, enviamos un proyecto al Premio FNAC-Salamandra. Creo que teníamos una buena historia entre manos, pero mi estilo de dibujo pinta poco en la línea editorial de Salamandra, o al menos eso me parece a mí visto su catálogo y los anteriores premiados. No nos pilló por sorpresa, David y yo lo habíamos hablado antes de empezar, pero eso no le frenó, confía en mi capacidad narrativa para mejorar (o al menos no devaluar) el material que me dan. Mi estilo siempre ha sido un lastre para concursar, como lo ha sido para vender mis proyectos en el extrajero o enganchar al comprador de cómic no habitual. Mi trabajo depende de la lectura, pretendo que el todo sea mayor que la suma de sus partes, el dibujo no es impactante ni siquiera "bonito" (si lo traducimos como amable), no seduce de primeras ni es fácil de etiquetar y eso lo complica todo. Cuando me comunicaron que había ganado la beca AC/E-MdA por Lamia, mi primera respuesta fue "me lo tengo que pensar", shock total.
Nuestro proyecto no ganó y previamente habíamos pactado que me apearía de él si no había dinero para hacerlo, simplemente ya no me lo puedo permitir. Hice Nela tirando de ahorros y paro, mientras que por Lamia emigré a trabajar de lo que fuera y conseguí una beca salvadora. Como dice un humorista de aquí, "las bobas se acabaron".
Superado el palo inicial, David decidió que no quería dejar morir un buen guión que además tiene una carga personal fuerte. Ahí es donde se encuentra con una situación que a priori parece extraña (el mundo al revés) pero que en realidad describe perfectamente lo que está ocurriendo en la industria: encuentra editorial pero no co-autor (a ver si entre todos borramos el concepto ilustrador/dibujante).

Ya lo he comentado en alguna ocasión, tendemos a mitificar el hecho de publicar, pero hoy no es tan complicado. Lo complicado es cobrar dignamente por ello porque dependemos de las ventas en un país no lector. 

Aunque David explica la situación en sus tweets y los lectores de este blog me lo habrán leído/escuchado más de una vez, creo que mi deber con los aspirantes es volver a dar una explicación concisa de lo que supone publicar aquí. Mi trayectoria no es especial, casi todos los autores nacionales te podrán contar algo parecido y proyectar otra cosa me parece irresponsable. Alguna vez he escuchado discursos poco realistas en charlas públicas de otros autores, está bien ser optimistas y animar a la gente a que sea creativa (express yourself), pero hay que dejar bien claro lo que se van a encontrar al publicar, en la sala podría haber algún chaval que tome una decisión importante basándose en esa información. Incluso los dueños/profesores de academias de cómic deberían hablar claro, pese a que casi todas enfocan sus esfuerzos (que está muy bien) en formar profesionales para el mercado exterior, un porcentaje de sus alumnos quedará publicando aquí y puede que incluso para otros el interés esté en indagar sobre el medio y pisen terreno experimental/anticomercial.

El contrato:
El contrato tradicional "bueno" (porque los hay peores pero nos los conozco mejores) consiste en que el autor/es recibe un 10% del pvp por libro vendido (menos el 15% de IRPF, no hay IVA), el 90% restante va a imprenta, editor, distribuidor y librero. De entrada, el dinero que percibirás al entregar el libro (o al firmar, depende de la confianza con el editor) es un adelanto por el 50% de la tirada. Lo verás más claro con un ejemplo: firmas por una edición de 1.000 ejemplares que tendrán un pvp de 10 euros. La editorial te adelantará tus beneficios por el 50% de la tirada (te llevas el 10% por libro= 1 euro), eso son 500 euros y a partir del libro 501 empezarás a recibir un euro (85 céntimos al restar el IRPF) por ejemplar. El volumen de la tirada depende de la editorial, también el porcentaje percibido, aunque no lo he visto por encima del 10%. Lo habitual son tiradas de 1.000 ejemplares y un 8%, en mi editorial actual la tirada media es de 2.000 al 10%. Las ventas en España cantan que lo habitual es quedarse en la primera edición, un buen puñado de autores consigue venderla y tiran una segunda edición que, salvo sorpresa, sale ya a goteo. Sólo unos pocos llegan a la tercera edición y a partir de ahí sólo quedan nuestros bestseller, que se cuentan con los dedos de una mano y media. Obviando fenómenos puntuales que en realidad trasvasan un público masivo desde otro ámbito, como la literatura (los libros de Paul Preston/José Pablo García, por poner un ejemplo) o internet (Youtubers, influencers etc).
Entre 2011 y 2012 apareció el primer modelo editorial alternativo con las propuestas de Caramba y Entrecomics Comics (actualizo y añado Underbrain). Editoriales que proponen eliminar de la ecuación (o al menos minimizarlas todo lo posible) a la distribuidora y librería, repartiéndose ese porcentaje entre editor y autor. Las dos partes ganaban más, aunque subía más el porcentaje del autor, repartiendo los beneficios al 50%. Como siempre ocurre en internet, los principios son prometedores, pero a medida que se pasa la novedad cada vez es más difícil mantener la rentabilidad.
Las líneas editoriales de ambas empresas son muy distintas, si Entrecomics Comics ofrece (buenos IMO) tebeos alternativos que a priori no tienen pinta de comercial, Caramba está centrada en el humor y la publicación de fenómenos virales en las redes como Hematocrítico, Querido antonio, los Ranciofacts de Pedro Vera le han supuesto un buen volumen de ventas. Es más, el motivo de que Caramba abandonara ese modelo para pasarse al tradicional e integrarse en Astiberri es que tuvieron demasiado éxito, en palabras del propio editor, Manuel Bartual: " A nosotros lo que nos hundió ese modelo fue que vendíamos alrededor de 2.000 ejemplares (o más) de la mayoría de cosas que publicábamos. Es decir: creo que es un modelo (autodistribución, reparto al 50% con el autor, etc) que funciona si tu expectativa de venta no sobrepasa los 500 ejemplares y ni te planteas reeditar una vez agotados. Pero a poco que manejes un catálogo que te demande otras tiradas, acabas entendiendo el sistema de reparto tradicional de beneficios. El último libro que sacamos con el modelo original fue el primer Raciofacts y casi MORIMOS. Vendimos 2.000 en 15 días, una locura para dos personas que llevábamos Caramba y que ni siquiera vivíamos de aquello porque en 4 años con ese modelo, todo lo que ganábamos se reinvertía en la editorial".
De manera que la única opción que nos queda con ese modelo es Entrecomics Comics, capitaneada por Alberto García (el tío Berni), también socio en Fulgencio Pimentel.

Volvemos al modelo tradicional.
Como comenta Álvaro Pons (crítico y divulgador en sus ratos libres) en estos tweets de respuesta a David, hoy el autor ha asumido prácticamente todo el riesgo, con vender poco más de la mitad de la tirada el editor cubre gastos pero... ¿cómo se paga el año (por poner una media, ya tardo bastante más) de trabajo del autor? he ahí el problema. No cobrarás por tu tiempo/calidad sino por ventas, aún percibiendo un porcentaje más justo (vamos a volvernos locos, el 25%), con las cifras de ventas actuales seguiría sin dar para vivir. Tal cual estamos hoy, si produzco un libro anual con un pvp de 20 euros, necesitaría vender en torno a 8.000 ejemplares para ser poco más que mileurista. Vender eso no es imposible, pero si muy, muy complicado.
¿Quién tiene la culpa? ¿el editor? ¿el monopolio de las distribuidoras? ¿El autor por aceptar producir en esas condiciones, por ser incapaz de sindicarse o por trabajar gratis?¿el modelo?¿los no-lectores?¿el Ministerio de Educación y Cultura por ser incapaces de dar con un plan lector eficaz?¿Telecinco?...supongo que todos tenemos parte ahí, igual los directivos de Telecinco un poco más.
Aún sabiendo que subir el porcentaje percibido por el creador del contenido no nos sacará de pobres, no podemos conformarnos. Pero me temo que un cambio así tendría que venir de una editorial fuerte, si una sube el porcentaje y ficha autores de otras casas, las demás no tendrán otra que igualar la oferta.

Como dije, éste es un depressed post, no busco soluciones, sólo analizar una situación, serán otros los que las busquen. A raíz del hilo de David, se sugirieron algunas, enumero las más interesantes a continuación:

1. Reducir el volumen de publicaciones para matener más tiempo las novedades en la librería.
2. Crowdfunding y mecenazgo.
3-Auto-edición, cooperativas de autores.
4. "Pay as you want", modelo digital de Panel Syndicate.
5. Más promoción editorial, regalar adelantos (papel y digital) de los libros.

De todas las soluciones mi favorita es la 4, el modelo que propone Panel Syndicate, un modelo comercial que conecta al lector con el autor, sin intermediarios. El lector accede a la web, escoge una serie y paga lo que considere, cero incluido. Tienes la opción de leer primero para valorar si el trabajo merece tu aportación, desactivando la piratería. Es un modelo que se basa en la calidad de la obra y la consciencia del lector, si te gusta la serie y quieres que los autores continuen con ella, deberías poner tu granito de arena.
Vamos a lo que nos interesa aquí, hablemos desde el punto de vista del autor. La idea original surge de un autor (Marcos Martín) y un informático (José), a los que se unió el guionista Brian K.Vaughan. Cuando Marcos define el proyecto empieza especificando lo que NO es PanelSyndicate: no es una empresa ni una editorial. PS es una plataforma, una web donde se alojan tebeos, la diferencia con el resto (que no funcionan) es que en realidad es una cooperativa de autores. Cuanto más y mejor material haya en la web, más visitas y mejor le irá a todos, cada autor se retroalimenta del trabajo de los demás. Marcos y Brian hacen las funciones de editor seleccionando los proyectos y echando un cable con temas creativos si el autor lo requiere y disponen de tiempo. Es importante señalar que parte de su filosofía es dar con la rentabilidad económica para el autor, buscan material con pinta de funcionar comercialmente porque eso marcará la diferencia y atraerá al tipo de autores que suben las gráficas de tráfico de la web, beneficiándose el resto. Procuran que el autor viva de su trabajo, no acumular proyectos que desde el comienzo es evidente que no venderán. Desde el punto de vista contractual la cosa es simple: no existe contrato, tampoco exclusividad de ningún tipo, los derechos pertenecen al autor y puede retirar su material o cortar la serie cuando quiera, así como llevársela a papel u otra web, además el ritmo de publicación lo pacta cada autor con sus lectores...en fin, libre albedrío, cada uno se autogestiona como quiere/puede. Importante: el 100% del dinero que genera una serie va para el autor, del mantenimiento de la web se encarga la propia plataforma, no hay ningún tipo de gasto para el bolsillo del autor.  Si en general los números de las empresas (digitales incluidas) son casi siempre un misterio, de cara a este artículo no me preocupan porque no son una empresa, de manera que los números pertenecen a los autores, siendo libres de publicar sus cifras o no.
Es complicado predecir si es un modelo que sobrevivirá a largo plazo, ojalá porque el proyecto lo merece, es cristalino. Se nota que el concepto procede de un autor y no es simplemente la idea de negocio del intermediario de turno. Así que os invito a compartir su material, independientemente de que os guste o no el contenido, se trata de fijar un modelo justo del que con mucha suerte podríamos beneficiarnos todos.

Sobre el resto de opciones: la 1 es inviable, una editorial de cómic no puede bajar el ritmo de publicación porque (en general) viven en una rueda de crédito. Un par de meses sin publicar probablemente supondría un balance negativo insalvable con la distribuidora y por tanto, la quiebra. Por otro lado, tampoco tengo muy claro el estado financiero de las distribuidoras, ya petó una hace tiempo dejando un buen agujero y se rumorea (por lo bajini) que las deudas de alguna de las actuales son bastante serias. La maquinaria hay que alimentarla, por eso digo que no es tan difícil para un autor publicar, aunque igual eso cambie para mí tras este post. Tampoco es casualidad que proliferen como setas nuevas editoriales o que las editoras literarias tradicionales abran subsellos de cómic, sale muy barato producirlo. Los optimistas dirán que las ventas de cómic no paran de subir y eso ha llamado la atención de los grandes grupos editoriales... los realistas pensamos que las ventas de literatura han caído tanto que hasta el nuestro nicho les parece apetecible. Lo curioso es que también ocurre lo contrario, editoriales de cómic que abren su catálogo a la ilustración y literatura, mi intuición es que cada vez hay menos madera (tebeo nacional no experimental que dé para un formato NG), con tanta competencia es complicado dar con un par de buenos títulos para resolver el balance mensual, además ahora en las subastas de licencias extranjeras hay que pujar contra Penguin Random House, Planeta, Roca, Salamandra...

2) Micromecenazgo/Patrocinio: A estas alturas, creo que todo el mundo conoce la diferencia entre abrir un crowdfunding (kickstarter, por ejemplo) o buscar patrocinadores (Patreon, por ejemplo). El primero busca financiar un proyecto concreto mientras que el segundo patrocina al artista, independientemente del proyecto, financias su búsqueda.
Desconozco si algún autor español consigue sacar lo suficiente del patrocinio como para poder trabajar sin más remuneración, creo que el crowdfunding es más eficaz para nuestro tipo de trabajo.
Al pensar en mecenazgo(crowdfunding) surgen mil dudas, la mecánica es sencilla, quizás lo más delicado es escoger la plataforma adecuada; una interfaz sencilla para el usuario, garantía transparencia con lo recaudado, mucha visibilidad y que cobren un % asequible por alojar tu campaña.
En principio era un modelo que conectaba al autor con su lector(mecenas), sólo intermediaba un tesorero virtual que recibía su parte. Pero pronto aparecieron algunas editoriales virtuales que utilizaban esta herramienta, volviendo a la relación tradicional, autor/editor/público. Modelo que genera otro tipo de dudas: ¿lo ideal es montar tu propio crowdfunding (autogestionarte la campaña) o inscribir tu proyecto en una editorial 2.0 que funciona por crowdfunding? ¿hasta qué punto es necesaria la figura del intermediario (editorial 2.0) para que mi campaña tenga éxito? ¿los mecenas están ahí por mi trabajo o por la editorial?¿qué porcentaje de la campaña va al autor y cuánto al editor?¿cuánto cuesta sufragar la imprenta/distribución? .
Reconozco que soy muy excéptico en este punto, por un lado pinta bien; ofrecen que sea el autor quien fije la cantidad de dinero y tiempo que necesita para desarrollar un proyecto, a eso el editor suma lo que quiere ganar él más los gastos de imprenta y distribución (a los que se podrían sumar maquetación y tradcucción si la hubiera). Pongamos que el autor pide 5, el editor quiere ganar 5 y otros 4 para los gastos, se pide 14 en la campaña, hasta ahí todo bien si cada uno acepta el porcentaje del otro. Entonces, por los libros que no están comprometidos con los mecenas el autor vuelve a cobrar un 10-20% del pvp en concepto de royalties dependiendo si es venta directa o vía distribuidor/librería.
Si para un editor tradicional el riesgo de no recuperar la inversión es realmente bajo, ¿cuál es el riesgo para el editor 2.0?. Su web es un motor realmente sencillo (como comentaba Marcos Martín sobre PS), una vez está diseñada, su trabajo consiste en seleccionar, alojar y promocionar (vía redes, principalmente) campañas pero sólo se editarán los proyectos que cierren con éxito... eso suena a riesgo 0 y visto los porcentajes que se manejan diría que les espera un buen beneficio antes de que el libro salga para imprenta. ¿Es legítimo? claro, firmaste por un dinero y lo tienes ¿es justo/ético? eso ya lo dejo para que cada lector decida.
¿Qué aporta entonces una editorial 2.0? básicamente sus contactos en redes, porque aún no ha pasado tiempo/publicaciones suficientes como para aportar prestigio a tu proyecto. El prestigio es un valor intangible que exige una trayectoria, se necesitan unos cuantos libros buenos y bien editados para obtenerlo. Entonces, ¿por qué no auto-gestionar tu campaña? al final se trata de manejarse con las redes, tener muchos contactos y mimar al seguidor para que comparta y hable sobre tu proyecto... probablemente no consigas tanto dinero como con la editorial y la recaudación irá más lenta, pero intuyo que restando el porcentaje del intermediario saldrá a cuenta.
Teniendo cierto prestigio entre los lectores/autores, una buena red de amigos/(no nos engañemos) familiares y siendo consciente de que ahora eres un publicista de tí mismo, no es descabellado pensar que podrías recaudar dinero suficiente como para trabajar un año en tu libro, autoeditarlo, enviarlo a tus mecenas dejando una buena partida para promoción y otra para colocarla mediante venta directa (o negociado con una distri). Quizás tendrás menos visibilidad fuera de tu nicho de lectores habitual,  pero si el producto es bueno tus mecenas volverán a confiar en tí y poco a poco deberías ir creciendo... y si me equivoco y no funciona, siempre puedes recurrir a una editorial 2.0 con otro proyecto.
Aunque pueda parecer lo contrario, el modelo editorial 2.0 me parece interesante, independientemente de si los porcentajes me parecen justos o no, el modelo es bueno, un win-win para autor y editor... pero entonces aparece la tentación de desmontar algo que funciona para mejorarlo, lo malo es que a veces no sabemos cómo volverlo a montar o apretamos demasiado los tornillos, y es que "el demonio está en los detalles", eso lo veremos en el siguiente punto.

¿Qué ocurre con los derechos de tu obra?
Llegados a un punto, con cualquier editorial debes estar atento al contrato, leer bien las cláusulas y pelear tus derechos, si tienes un abogado a mano, mejor. Comento esto porque el contrato editorial básico siempre debería ser una  cesión de los derechos de edición en lengua castellana por X años (suele ser entre 5-10), además la editorial podrá funcionar como tu agente para buscar ediciones en el extranjero a cambio de un porcentaje (recomiendo dejar claro en el contrato que tú también podrás moverte para buscar editor fuera y quedarte el 100% de ese trato). Todo lo que sea distinto, habría que negociarlo punto a punto.
Digo esto porque un cambio de modelo es un evento radical y eso siempre conlleva un tiempo de adaptación y ajuste, un período de aguas turbias como en el que estamos ahora inmersos y ya se sabe, "a rio revuelto, ganancia de pescadores". Los autores somos los peces, no se desubiquen.
En esta transición he visto algún "nuevo modelo de contrato" (lo entrecomillo porque en realidad es tan viejo como el que mantuvo a Kirby atado a la mesa de dibujo hasta que tuvo un pie en el hoyo mientras sus creaciones generaban millones) que exigen la cesión indefinida de los derechos a todas las lenguas, la cesión de los derechos sobre el merchandising, productos audiovisuales y aplicaciones. Además de un par de cláusulas demenciales desde mi punto de vista como obligar al autor a contratar un seguro privado donde queden reflejados los plazos de entrega (¿?), que la editorial se exima de consultarte sobre posibles coediciones, que el editor se reserve el derecho a sustituirte si la campaña va bien pero decides bajarte del carro antes de empezar a dibujar o (atención a esto) si ya dibujando abandonas el proyecto, aparte de devolver lo cobrado (hasta ahí, lógico) adquieres una deuda con la editorial por el montante del porcentaje que ellos iban a ganar por la campaña(¡!)
Amigo, no se conforman con los beneficios que sacan por la campaña y la venta de libros (el win-win del que hablábamos antes) lo quieren todo por un año de comer caliente. El autor implicado replica "es que de otra manera es imposible hacer cómic en España" y tiene razón, la tentación de trabajar con un año resuelto es grande entre tanta precariedad, lo entiendo perfectamente porque casi todos estamos en la misma situación, entre el cambalache y el arroz blanco cuatro veces por semana. Pero quizás nos toca mirar un poco más allá, si realmente estamos ante un cambio de paradigma los precendentes que sentemos ahora determinarán la relación futura entre el autor, su creación y su público. No soy un periodista de investigación, pero sinceramente, lo poco que he visto me preocupa. Igual es el momento de plantarse, aún siendo incapaces de generar un colectivo/sindicato operativo, para exigir al menos transparencia y un contrato que respete la propiedad intelectual. Autor, di no a las cláusulas abusivas y de explotación de todo lo que no sea el libro (¡el dinero de verdad está fuera del gueto cómic!).
Tampoco son permisibles cláusulas de confidencialidad sobre el contenido de los contrato (True story, ¿tenemos algo que ocultar?), con eso tratan de impedir que los autores hablen entre ellos y si aplico la máxima "piensa mal y acertarás", intuyo que eso significa que con cada autor se negocian condiciones distintas, algo legítimo pero que sin transparencia es poco serio. Aún sin ser un colectivo sílido y solidario, deberíamos estar vigilantes aunque sea por puro egoísmo, si este tipo de contratos se normaliza y asienta, ya no habrá quien lo discuta, como nuestro inamovible 10% (menos impuestos) actual

Siempre he hablado claro de mis editores y guionistas, nunca he tenido cortapisas a la hora de dar mi opinión y hasta ahora jamás me ha acarreado ningún problema o enemistad. Supongo que en parte porque lo hago de manera educada y tirando de lógica, en parte porque me dirijo a personas inteligentes, con buenas intenciones y que quieren al cómic. Mis editores entienden (incluso comparten) la visión del autor porque lo que comento se cae de maduro. Sin embargo, detecto que sobre lo explicado en el párrafo anterior sobrevuela una cierta omertà entre autores, Los muertos no se tocan, nene. Hay dos bandos y yo no quiero estar en ninguno, sólo reclamo transparencia y respeto para el autor, aunque suene a soflama de líder sindical en elecciones.

Dicho esto y para terminar este punto, como autor elijo la precariedad. Me quedo con el modelo tradicional, los tebeos no me darán de comer pero son míos y apestan a tinta. Salvo encargos o algún minicomic que pueda autoeditarme, procuraría intentarlo en una plataforma "pay as you want", ese tipo de relación con el público me parece la más sana.

Sobre el punto 3 (sí, aún estamos con los puntos de arriba, se me fue de las manos), autopublicarse o formar parte de otras cooperativas de autores. En papel va bien para tiradas cortas, minicomics o productos híbridos que no tiene hueco en la editorial tradicional... es una manera de afrontar los gastos de imprenta, acceder a los lectores de tus compañeros de publicación y ganar lo suficiente como para editar otro título más. No te harás rico pero con suerte no pierdes dinero y haces lo que te apetece en cuanto a calidad del papel, tintas etc. La promoción va por redes, venta directa y un número reducido de lectores.
Veo más provecho (al menos en visibilidad) en los colectivos digitales, webs tipo TiK-ToK cómics, con una lista de autores interesantes y un funcionamiento sencillo. Mi experiencia en esa web es que cuando voy a buscar el trabajo de un autor acabo leyendo material de cinco o seis, modo procrastinator2000. El contenido es gratis, aunque tienes la opción de donar vía paypal no hay remuneración directa pero hay retorno en forma de encargos de ilustración, hoy veo el trabajo de un motón de sus autores repartidos por revistas y magazines, parece funcionar como escaparate.

 Buscando cartelería y diseño publicitario japonés de los 60 par un encargo, di con este anuncio. El parecido con
la portada de Lamia me dejó turulato... pues nada, sólo eso, lo subo para no perderlo y de paso darte un respiro.

Volvamos al problema inicial, David no encuentra co-autor porque los que estamos en condiciones de sacar un proyecto de más de cien páginas con cierta garantía de calidad estamos abandonando / dibujando para otro mercado/ intentando conseguir encargos fuera / opositando o trabajando de cualquier cosa y sacrificando horas de sueño mientras dure el gusanillo....o todo a la vez.

Hoy los ingresos para el autor están en "los bordes", todo lo que rodea al libro. Principalmente actividad educativa/performativa: talleres, charlas, masterclass, commissions, dibujo en vivo, jurados, comisariados, organizar eventos... los que hacemos esto porque de pequeños nos gustaba aislarnos a dibujar y desarrollar la piedra, lo llevamos crudo. Toca exponerse, hoy el que no es un publicista hábil no va a ningún lado, pero esto no es exclusivo del cómic, es el tiempo que nos ha tocado vivir. Se desatiende el trabajo (o se hace en un estado de concentración paupérrimo) para estar permanentemente alimentando a las redes, prometo que a veces dudo si el lector actual aprecia más el contacto directo con el autor (que le presten atención) que el contenido ofrecido. Días extraños.

Sobre la precariedad del mundo cultural, hace tiempillo salió este artículo, extrapolable a casi cualquier ámbito cultural, me pareció interesante especialmente ahora, por lo de perpetuar modelos.

Para terminar de deprimir al lector me gustaría compartir una entrevista a Nazario, que hizo (en mi opinión) uno de los últimos grandes libros del tebeo nacional (pre-boom de la NG), Turandot.
Esta historia lo dejó seco y no obtuvo la respuesta deseada por parte de editorial y público, nunca regresó al cómic. Hojeándolo se entiende su decisión y es que hacer un tebeo así es muy complicado, pero sobre todo, requiere mucho tiempo/concentración/paciencia. Para esa generación de autores (la mejor, en mi opinión) que venía de ganarse la vida con las revistas en los 80, el cambio de modelo sonaba a sinsentido. Parece que nosotros estamos viviendo otro cambio, al menos eso nos venden, estaría bien pelearlo.

 Crítica, pre-redes sociales, cómo cambia la cosa. Esta es de El País, que lo iba a sacar como serie pero se echaron
atrás a última hora, haciendo inviable la financiación alternativa del proyecto vía cobro por entregas. Al final
salió como álbum en la colección CO&CO y supongo que tuvo las ventas normales de NG.

Terminamos por el principio, el título. "Felicidades" me dicen los conocidos con los que tropiezo por el barrio, yo doy las gracias porque es de bien nacido ser agradecido, pero pienso seriamente cambiar la respuesta por "¿es mi cumpleaños?" y engrosar, automáticamente, la fila de los malnacidos. Afortunadamente, Lamia tuvo mucha visibilidad en prensa (especialmente local) y eso la gente lo traduce en éxito-dinero... pero no, seguimos pobres a pesar de que este libro me ha dado más alegrías que ningún otro; una beca, dos nominaciones a premios importantes, invitaciones a salones y festivales, encargos en prensa, talleres, charlas, expos, romper la maldita barrera de la 1ª edición y mucho viaje.

Ya lo comenté antes, el benefico de cómic procede de "los bordes", exponte a "los bordes", "los bordes"del cómic saben mejor que los de la pizza.



sábado, 8 de julio de 2017

LAS BUENAS NUEVAS

Dos buenas noticias dan para escribir un minipost.

La primera; asistiré como invitado al festival "Viñetas desde el Atlántico" en A Coruña. Para mí el Viñetas es el festival , no sólo por el prestigio sino por cómo está concebido para que los autores alternen con el público y demás autores. Viene a ser lo contrario de los Salones de Barcelona y Madrid, para que nos entendamos.
 

El cartel es obra de Daspastoras y es la continuación de uno que hizo en 2002 (derecha). Su serie Kafre es una joya del tebeo nacional y poco tengo que decir de sus carteles, creo que hablan por sí mismos.
A falta de conocer la programación, ya tenemos la lista de invitados AQUÍ. 

Ir de invitado implica dedicatorias, charlas y una exposición. En este caso constará de 50 originales (entre bocetos y páginas), que representan mis últimos 5 años de trayectoria. Habrá material de Nela, Lamia y de las historietas cortas que hice para las antologías Panorama (Astiberri) y Terry (Fulgencio Pimentel).
Con la alegría de la invitación hice un brindis al sol diseñando un cartelito para anunciar mi presencia... ¡si llego a ver el oficial, me lo hubiera ahorrado! Pero bueno, le da un toque veraniego al asunto.

Seguiremos informando sobre charlas, dedicatorias, percebes ect...

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Noticia dos.
Hace unos meses, ACDCómic (Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic) y la revista JotDown editaron el anuario de cómics de 2016. Una selección de los mejores tebeos publicados en 2016 reseñados por distintos miembros de la asociación, sus "Cómics Esenciales 2016".
Ahí apareció Lamia, reseñada por el gran Koldo Azpitarte, que desgrana porqué le gustó el tebeo... creo que tenemos una visión muy parecida sobre lo que puede/debe dar este medio al lector y el contraste entre intensidad contenida con frialdad formal (el dichoso mecanismo de reloj), le caló hondo. Yo tenía que haber nacido en el norte.
Como ya ha pasado un tiempo prudencial desde la edición en papel y no encuentro la digital, ahí va un escáner de la reseña.


Muchas gracias a la dirección del "Viñetas" por pensar en mí y a Koldo por este regalo.